martes, 10 de enero de 2012

2x01 - Pitido infernal


Capítulo 2


"A contrarre-rock"


-Me cago en la puta.... vienen dos -Dijo Alberto nervioso- ¿creéis que nos habrán oído?
-No es posible, no hemos hecho apenas ruido -Comentó Dani.
-Joder hay que darse prisa -se apresuró Daster- rápido, pegaos al muro de la casa y procurad darle la vuelta sin que os vean...

Los tres jóvenes fueron agachados hasta la pared de la casa y se arrastraron hasta dar la vuelta a la esquina. A la vista quedó un pequeño descampado de tierra con unos pocos árboles. A su derecha había un edificio muy largo, con unos 5 portales. A la izquierda había otro, y al fondo un edificio parecido a un instituto. Avanzaron cuidadosamente entre los árboles mirando hacia todos lados, procurando que no les vieran los dos infectados que habían dejado atrás. Continuaron hasta llegar a la esquina del edificio de la derecha, tras la cual había un callejón que limitaba a un lado con el instituto y al otro con un edificio similar al anterior. Al pasar el instituto vieron otro parquecito, un poco más grande que el anterior, pero no gran cosa. Se aseguraron de que no hubiera zombis en las inmediaciones. Se veían unos cuantos trastabillando vagamente por la zona. Se dirigieron hacia un parking subterráneo situado en el extremo del parquecito.

-Cuántos parkings hay en esta zona, ¿no? -Comentó Dani.
-Qué va, está este y el del hotel -Aclaró Daster- no hay otro parking hasta pasada toda esa calle de allá.
-¿Entramos por la puerta de salida o por la de los coches? -Preguntó Alberto.
-Veamos si la de salida está abierta -Contestó Daster.

Avanzaron agachados para no ser vistos hacia la escalera que conducía a la salida del aparcamiento. Un infectado deambulaba por la zona baja de las escaleras. Dani sacó su instrumento del cinturón, pero Daster le sujetó.

-Eso hará mucho ruido, mejor le matamos con el destornillador- Dicho esto, sacó su destornillador del cinturón y se acercó sigilosamente al individuo. Éste lo detectó y se dio la vuelta para buscar su cena. Emitió un gemido ahogado y un líquido negruzco espeso emanó de su boca. El hedor a podrido inundó las fosas nasales de Daster, pero permaneció firme. Cuando el infectado se hubo acercado lo suficiente, Daster le clavó rápidamente el instrumento en la sien derecha. Se oyó un crujido y el cuerpo cayó al suelo.

Siguieron avanzando hacia la salida de los coches y, con sumo cuidado, asomaron la cabeza en busca de más infectados, pero no encontraron nada, las puertas de entrada y salida estaban cerradas. Se pusieron de pie para continuar caminando, cuando, después de un instante de silencio, se fijaron en un sonido motorizado que provenía del interior del garaje. Las puertas comenzaron a abrirse y cuando apenas llevaban un metro abiertas, un coche rojo se dejó ver a toda velocidad, lo conducía una mujer asustada que no hacía más que mirar hacia atrás constantemente. En un despiste la mujer no pudo girar a tiempo, subió el bordillo de la acera e impactó contra la cristalera de un banco de un edificio cercano. Los tres no sabían qué hacer, el ruido había sido tal que, seguramente, se habría escuchado en bastantes manzanas a la redonda.

-Vamos, a lo mejor sigue viva -dijo Dani, parecía que no le había afectado demasiado lo ocurrido-.
-No tío, yo me voy. Cuando entremos los zombis habrán rodeado el edificio y será imposible salir de aquí –comentó Alberto con nerviosismo.
-¡Mirad allí! -gritó Daster señalando a lo lejos

Un grupo numeroso de infectados se acercaba, poco a poco y con dificultades, al lugar de la colisión. Los tres comenzaron a correr hacia la calle por la que habían llegado a este lugar. Se refugiaron en un portal para que los podridos, cada vez más numerosos, no detectaran su posición. Daster se colocó delante de una puerta, empuñó uno de sus destornilladores para poder defenderse en el caso de que hubiera zombis dentro y derribó la puerta del Bajo A de unas cuantas patadas y golpes.

-¿Se puede saber lo que haces? Deja de ir a tu bola –dijo Alberto con tono bastante despectivo.
-Ya sé que voy a veces a mi bola, pero es la única manera de salir de aquí. Aquí vivía un amigo mío que, por desgracia, se ha convertido en uno de ellos... Era muy aficionado a la música heavy... eso te interesará, Alberto
-¿¡Pero qué coño dices, tío!? Estamos huyendo de unos putos monstruos que quieren merendarnos ¿y me vienes tú con heavy?

Se introdujeron en la vivienda. Es como si nada de lo que estaba ocurriendo en el exterior hubiera afectado a la casa, estaba impoluta. Mientras registraban la casa en busca de algo útil, Daster reparó en un ordenador portátil que se hallaba sobre una mesa, aparentemente apagado. Se acercó movido por la cuirosidad y puso un dedo sobre el panel táctil, desconocedor del hecho de que el ordenador estaba aún encendido, pues estaba enchufado a la corriente. De los altavoces surgió un estruendoso sonido de guitarras que casi provoca un infarto en los jóvenes que se hallaban en la sala.

-¡¡Apágalo hostia!!

Después de unos instantes, grupos de zombis con paso inseguro se acercaban a la fuente de la música desde todas partes. Incluso, de vez en cuando, se oían gemidos y pisadas intermitentes que provenían de la escalera del edificio donde se encontraban los protagonistas y los altavoces.

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