jueves, 29 de diciembre de 2011

1x01 - Empieza la pesadilla...


Capítulo 1

"Destornillador"



-¿Has mirado en esa habitación?-se oyó entre susurros.
-Sí, sólo había ropa revuelta y un par de cuerpos... -respondió otra voz también susurrando.
-Bien, miraré aquí, entra conmigo, no quiero que pase como antes -dijo la primera voz.

La puerta de la habitación 108 del hotel se abrió lentamente y chocó contra la alfombra, que estaba doblada. Entraron de lado para no hacer ruido, pero uno de los dos jóvenes se resbaló en un charco de líquido y al sujetarse en un mueble cercano tiró al suelo un par de marcos de fotos y una botella. Los dos jóvenes se quedaron petrificados esperando oír cualquier ruido en reacción al suyo, pero sólo había silencio. La habitación estaba en completa penumbra, al igual que el resto del hotel, ya que todo foco de luz exterior se hallaba tapiado y cerrado, y tan sólo la linterna de uno de ellos alumbraba la desordenada sala. Se oyó moverse algo en el cuarto de baño, situado en el otro extremo de la habitación, y uno de los chavales se acercó.

-¿A dónde coño vas Alberto? ¡Vuelve aquí! -gritaba uno de ellos en susurros.

Alberto esperó a que se le acostumbrase la vista a la oscuridad y buscó a tientas algo que pudiera usarse como arma. Agarró un pisapapeles metálico con forma de cubo que encontró en una mesita de noche y se dispuso a abrir la puerta. Dentro se oían rasguidos en el suelo y de vez en cuando movimiento como si algo se arrastrara. Alberto colocó la mano en el pomo y giró lentamente. De pronto algo se movió rápidamente en el interior del baño.

-¡Ven tío, hay alguien aquí! –dijo mientras apretaba el pomo asustado.

El otro joven dudó unos segundos, pero pronto pasó por encima de la cama que atravesaba la habitación y se puso tras Alberto.

-¡Espera no abras! No sabemos lo que hay dentro -dijo el joven con miedo.
-Puff.... que hacemos tío...... ¿ho...hola? -Alberto alzó la voz.

Nadie respondió, solo hubo silencio.

-Dani, ¿qué hacemos? No quiero sustos como el de antes…-aclaró Alberto.
-Pues no lo sé tío, abrimos rápidamente la puerta y nos alejamos, vemos la situación y ya veremos qué hacer.-dijo el otro chico.
-Esto es una puta locura. Uno, dos, ¡tres!-contaron.

La puerta se abrió, de un salto se alejaron los jóvenes y el silencio se apoderó de la habitación de hotel. Cuando uno de ellos se decidió a acercarse un ruido repentino los echó hacia atrás del susto y un animalillo, un pequeño perro, salió corriendo de allí golpeándose, a causa de la oscuridad, con todo lo que estaba en su camino. Tiró al suelo un espejo y una pequeña vajilla que había en una mesa.

-¡Más ruido no!- exclamó Dani.

Los platos dejaron de moverse finalmente para dar paso al silencio. Los dos jóvenes respiraban pausadamente para no hacer ruido y poder escuchar mejor. De pronto, en el pasillo se empezó a oír cómo se golpeaban puertas de muchas habitaciones, y unos tristes gemidos acompañaban ese terrible redoble de madera.

-¡Me cago en la puta! ¡Qué hacemos tío! -gritó desesperadamente Dani.
-¡joder, joder, joder, joder, joder! ¡No sé, joder! ¡Corre!.

Saltaron la cama ágilmente y tiraron de la puerta levantando la alfombra. Enfocaron con la linterna a los dos lados del pasillo y vieron cómo en el lado derecho ya había varios zombis saliendo de las habitaciones y en el izquierdo un infectado andando lentamente hacia ellos. Era una imagen terrible el ver una sola luz en todo el pasillo proveniente de una linterna alumbrando a un hombre desfigurado y con la carne podrida. Tenía un trozo de mandíbula colgando y un brazo roto que se balanceaba al son del decidido paso de la criatura. La pareja salió corriendo en su dirección, era la única salida y cuanto más tardaran sería peor. Alberto se puso en cabeza y, dudando, agarró fuerte el pisapapeles y se lo hundió en el cráneo al hombre putrefacto. La parte de pared que alumbraba la linterna se tiñó de un líquido carmesí espeso, así como la mano y parte de la cara de Alberto. El hombre cayó al suelo convulsionando y saltaron por encima de él procurando no tocarle. Alberto se frotaba la mano en las paredes con asco intentando eliminar la sangre putrefacta que tenía pegada. Cuando llegaron a la escalera vieron un infectado más. Esta vez era una mujer y por su pinta sería de mediana edad.

-¡Mierda!- gritó Alberto. Dani rebuscó en su mochila y encontró lo que buscaba. Una llave antirrobo para coches, de metal, bastante grande; un cepo. Se armó de valor, pidió a Alberto que la enfocara bien, y echó el brazo hacia atrás. Cuando la infectada estuvo a suficiente distancia, Daniel le propinó un golpe en la cabeza con todas sus fuerzas. Los dos años de gimnasio preparándose para las pruebas de bombero habían tenido su recompensa. Algunos trozos de hueso saltaron en cachitos y la llave quedó totalmente impregnada del fluido rojo que salió del impacto. Un terrible crujido resonó en los oídos de los dos chavales y les hizo estremecerse. Al fin y al cabo no eran más que dos chicos jóvenes, y todo esto les venía grande. Es algo a lo que nunca te acostumbras ni aunque se trate de supervivencia.

5 comentarios:

  1. El comienzo es muy extraño .... debería empezar de otra forma. Aún así esta muy bien descrito todo lo que ocurre. Animo muchachuelos ¡¡¡¡¡

    ResponderEliminar
  2. Dani, ¡ya has vuelto a confundir a tu padre con zombis! Tst, tst. Buena prosa. Sigue así. Espero ver cómo continúa.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por los comentarios xD nos alegramos de que la gente participe.

    Se desarrolla en plan in-action, ya estamos inmersos en lo sucedido, más tarde habrá flashbacks y recuerdos que expliquen cómo han llegado hasta ahí y qué sucedió.

    ResponderEliminar
  4. Gracias por molestaros en comentar!

    Respecto a lo del comienzo... sí, intentamos que fuera diferente a lo que estamos acostumbrados: metiéndonos directamente en la escena.

    Es... diferente xD

    ResponderEliminar
  5. El comienzo como dicen de meterte sin tener ni idea de que va a contarte es mejor, según me parece, para una historia como esta, de lucha por supervivencia, no puedes contarla como si fuera una hazaña o antes de que salieran los "infectados" es un golpe de repente y esa es la gracia del apocalipsis.
    ¡Sigue! Quiero motosierras.

    ResponderEliminar